Mujeres:

Largo y extenso se puede escribir y se ha escrito sobre la mujer en la sociedad, creo que ha sido con diferencia, del siglo pasado la “cosa “que más ha evolucionado.
Dejando atrás las princesas, marquesas o duquesas, la mujer pasó de ser prácticamente analfabeta, (en el buen sentido de la palabra)pero con su constancia, sacrificio y carácter pasó a ser grandes personalidades en Medicina, Biólogas, Ejecutivas de grandes empresas, Artistas de cine, Deportistas de primer nivel incluso a llegar a ser Presidenta en varios países.
Dejaremos el siglo XXI, y nos centraremos a mediados del siglo pasado, en aquellas bravas madres y abuelas. Ya en 1960 en las zonas rurales aun había un 35% de semi – analfabetos, de hecho mis abuelas de escribir y leer poca cosa o casi nada, igual que otras abuelas que cuando al final de un documento había que firmarlo, (en letra pequeña ponía no sabe) y lo firmaban con la huella de un dedo de la mano.
¡ Ay! Pero amigos estas abuelas para engañarlas, confundirlas o “venderles la moto” tenias que saber álgebra, o ser una eminencia en inteligencia, eran listas como el hambre. Ya de muy jóvenes entre 8 o 10 años ya ayudaban en los quehaceres de la casa. Algunas de ellas eran colocadas en casas solventes para cuidar críos, hacer recados o pequeños trabajos domésticos. A la escuela creo que iban cuando llovía o bien en las tareas del campo no necesitaba brazos.
Cuando llegaba la edad de casarse, ya ellas cogían a su “galán” pero años atrás la familia presionaba o arreglaban las uniones, por eso había matrimonios en Atea con diferencia de años entre los dos, ella aportaba juventud, belleza y virginalidad, a cambio de una buena seguridad económica, por parte del hombre.
Había la circunstancia que fallecido el marido, la viuda llevaba el luto ha perpetuidad (como las preferentes) y su vida cambiaba radicalmente, completamente a la vida familiar, poca fiestas y estar presente en todos los actos que se celebraban en la iglesia.
También tenemos que hacer constar que durante la guerra civil, la mujer no la hizo pero la sufrió y mucho, seres queridos, hermanos, hijos y maridos estaban en el frente y muchos de ellos demasiados, no volvieron por el pueblo.
En mis veranos escolares, años 1955-60 observe que las mujeres desde que se levantaban, hasta que se acostaban no paraban, a primera hora ya se levantaban a preparar el “avío” para todo el día a su marido. En algunos casos de madrugada, se levantaban para aprovechar las horas de agua en sus regadíos, estos a veces estaban a una hora de camino.
Diariamente las veía cargadas con el cántaro, el pozal y el botijo, dirección la fuente vieja o la fuente nueva a buscar el agua necesaria para la casa o arreglar los animales. No se despistaban mucho porque había que hacer lumbre, a la hora ya estaba sentado en la mesa toda la familia.
Todas las casas tenían sus corrales llenos de animales mejor dicho un pequeño parque zoológico, conejos, gallinas, cerdos, cabras etc. que había que alimentarlos limpiarlos y que no les faltara el agua para beber, trabajo que realizaba la mujer.
Tardes sofocantes de calor se desplazaban a los rastrojos, para recoger las espigas dispersadas por los segadores, así hacían unos grandes manojos de espigas que servían para alimentar a las gallinas. También estas mujeres salían a recoger por los ribazos hierba para los conejos, (aun me veo capaz de reconocer esta hierba que a los conejos les encanta después de tantos años)
En Atea por esos años no tenia lavaderos públicos, donde la mujer podía lavar la ropa con más facilidad, así se desplazaban al puente alto, puente bajo o bien a la Isilla. En los fríos y largos inviernos ( cantidad de veces oír decir a mi abuela muchas veces tenias que romper el hielo para lavar), arrodilladas en suelo y con la ayuda de una losa, dale que te pego, había que tener genio y buenos riñones para mover aquellas sábanas grandes y dobles que secas ya pesaban, imaginaros mojadas.
Las mujeres, confeccionaban jerséis, hacían pedugos lo apedazaban todo, y además ayudaban a su marido en las tareas del campo, rayar, vendimiar, trillar etc. Las mujeres con su temperamento conseguía levantar la casa y la familia, incluso con su entrega a ayudado y mucho a levantar el país.
La historia nos habla de” Agustina de Aragón “por su coraje fuerza y valor, pero creo que en Atea había muchas abuelas y madres que se llamaban Agustina.

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian