El Peletero

Cuando en las casas se mataba un conejo, y no todas las semanas, las mujeres a este animal le sacaban la piel para luego venderla, trabajo fácil pero hay que saberlo hacer pues tiene su sistema para sacar la piel entera, y que él cuerpo del conejo no se rompiera, piel que después se colgaba en un clavo de alguna viga cerca de la ventana del granero para que se secara.
Curiosamente la parte interior de la piel, esta se untaba con ceniza del hogar, porque la ceniza tiene unas propiedades que evitaba que esta se pudriera.-

No sé por qué razón al señor que compra las pieles lo normal es que se le llame peletero pero en Atea se le llamaba quinquillero, y era conocido por él nombre del tío Redín, que procedente de Villafeliche aparecía por las calles de Atea muy de mañana y anunciándose con voz alta su llegada.
¡Quién me vende la piel!
Este señor ponía el precio según viera si la piel era fresca ó muy reseca, a cambio ofrecía dinero pero siempre la cambiaba, por hilos, agujas, ó puntillas, pocas veces daba dinero pues ganaba más con él cambio
Este comerciante llevaba una cesta enorme y dentro de ella todo un sin fin de utensilios y objetos para el trueque con las pieles.-Aparte de esta actividad él tío Redin muchas veces venía acompañado de su mujer, que por lógica la llamaban la tía Redina, y antes de hacerse de día ya estaban por las calles de Atea, gritando en voz alta que tenían churros, producto que tenía mucha aceptación y que las mujeres al oírla salían a comprar los famosos churros.

Cuando acababan de vender la mercancía y la compra de pieles regresaban a Villafeliche hasta el próximo día, pero había días que se quedaban hasta última hora debido a que el tío Redin también era estañador y siempre le salía trabajo en soldar algún objeto, y mientras el soldaba con estaño, su mujer la tía Redina ella se dedicaba a vender hilos y otra mercancías.
Más o menos esta era la actividad del tío Redin, personaje que debería almacenar múltiples vivencias que los años le otorgaron pues no olvidemos sus caminatas de Villafeliche a Atea, comerciante, comprador de pieles, vendedor de churros, soldador, y en las fiestas de San Ramón ponía un tenderete con escopetas de balines para hacer puntería a las bolas, y su mujer la tía Redina otra caseta de feria.

¡¡¡¡¡¡ Tela con el tío Redin. !!!!!

 

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian