De mozos el coger la mano a una chica, ya quería decir algo (estoy hablando años 60) el darle un beso ya era una satisfacción, y llevarla al pajar, ni te cuento. También era una tarde de fiesta grande el día que se ayudaba a meter paja al pajar, críos de poca edad no paraban de revolcarse y tirarse encima de la paja una y otra vez, disfrutando del colchón que da la paja, y las ganas de reír y disfrutar que nos daba la juventud.
Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian
Pero los pajares tenían otra finalidad más importante. Nuestros bisabuelos construían estos espacios normalmente junto a las Heras, para mayor comodidad de transportar la paja después de trillar. Pasado el puente bajo, a la izquierda y derecha, se alineaban estos pajares. Créanme que era una gran” avenida “de estas construcciones, pequeños cobertizos, hechos simplemente para almacenar paja, pero que tenían una belleza especial, con un sabor a rancio, que los años los habían envejecido, seguramente en el inicio de estas construcciones. No tenían la firma del arquitecto, ni del aparejador, ni permisos de obra del Ayuntamiento, ni de seguridad, ni paredes hidrofugadas para evitar los incendios, ni contrato de riesgos laborales, ni mutuas, ni gestoría, ni hostias.
Con una base de piedra para proteger que la humedad no entrara, y encima de estas, paredes de tapial, adobes, barro, piedras, paja todo bien apretado, techos de cañizo y teja. Como esta zona terreno tiene un desnivel, o sea una pendiente, aprovechaban en parte más alta del pajar una abertura a poca altura del suelo para echar la paja y otra abertura posterior para cuando se necesitaba sacar paja.
La paja se necesitaba para muchas cosas, era la alimentación junto con grano o pienso para los animales, se tiraba en el suelo en los espacios destinados a, ganado, mulas, cerdos, gallineros, y cuando cierto tiempo esta paja se barría, se recogía y servía para abonar los campos, o sea que la paja volvía a sus orígenes, la tierra.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el progreso ha hecho que el sistema de vida cambie, dejando atrás, las eras, el trillar, los pajares. Septiembre del 2013 aun pude ver restos visibles de la “antigua avenida de pajares “ que se resisten a desaparecer después de tantos años, como presumiendo de una época dorada de la vida cotidiana de los pueblos del campo, en este caso mi pueblo Atea...