Guardia Civiles

La guardia civil era y es un cuerpo militar, en que protege la seguridad, los derechos y las libertades, de los ciudadanos. También se les conocen con el nombre de la Benemérita, por otorgarle en 1925 la Gran Cruz de Beneficencia.
En Atea a pesar de ser un pueblo grande, con extensiones de campos, bosques y munchos habitantes, no había Casa Cuartel, como en otros pueblos, el cuartel más próximo era el de Villafeliche, lugar donde los guardias vivían junto con sus familias, seis o siete guardias y un cabo primero, que era el comandante de puesto, daban servicio a toda una comarca de campos, carreteras y pueblos, entre estos Atea. En estos cuarteles, normalmente eran unas casas grandes de varias plantas, y en la fachada principal, ondeaba y presidia la bandera nacional, y encima de la puerta de entrada un gran cartel que nos decía “Todo por la Patria”

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian
Estos guardias se desplazaban por los diferentes pueblos y aldeas, siempre a pie a donde llegaban a Atea aproximadamente una vez al mes, y en su recorrido vigilaban caminos, las gentes, las parideras etc. cuando llegaban a un pueblo, en este caso a Atea. El alcalde, juez o persona revelante del lugar, les firmaba un documento, justificando que tal fecha a tal hora, estaban presentes en el lugar ordenado por sus superiores.
El estraperlo, después de la guerra civil era muy frecuente, eran tiempos difíciles, y se pasaba hambre, las gentes necesitaban comida, y cada uno se buscaba la vida de la manera que fuera, Así (por ejemplo), si los civiles cogían a uno que se dirigía a Montón a moler trigo sin tener permiso ó algún justificante, intervenía la mercancía y la depositaban en el cuartel, hasta que la justicia decía su veredicto.
También al oír el estruendo de las escopetas de los cazadores, si estaban cerca se presentaban para identificar a los cazadores, pedirles los permisos de armas, que aunque estaba permitido cazar todo el año, el tio Victoriano, el sr, Galindo, los Venteros, los Gabetas, y alguno más que les gustaba la caza tuvieron sus más y sus menos.
Si había algún robatorio, los civiles hablaban con los presuntos sospechosos, los intimidaban diciéndoles, ojo con lo que hacéis, porque sabemos muchas cosas, y a veces se escapaba alguna hostia, si uno les contestaba mal. Tenían muncha autoridad, que les respaldaba el gobierno. El respeto que hacían era enorme, el café lleno de gente y de bullicio, se volvía un silencio sepulcral, cuando los civiles entraban. Los Gitanos también les tenían un respeto y un pánico enorme.
En las fiestas de más importancia, San Ramón, Santa Cruz, La Virgen, etc. Acudían una pareja de civiles, para que con su presencia, la fiesta fuera una celebración normal sin ningún problema.
En algunas ocasiones estos civiles se quedaban a dormir en Atea, y lo hacían en la posada de la Pascuala, donde pernoctaban, y al día siguiente al levantarse la Sra. Pascuala ya les había preparado un variado y extenso desayuno, que posteriormente era el Ayuntamiento quien se hacía cargo de los costes.
Los civiles formaban parte de la vida cotidiana, son parte de esta sociedad...