La Peseta:

Los que paseamos nietos (los días soleados) cuando compramos un producto, preguntamos qué vale, 10 euros mentalmente lo traducimos en pesetas (1600) joder que caro.
Pues lo mismo les sucedía a nuestros abuelos, que les decías esto vale 100 ptas. te contestaban dímelo cuantos duros son (20) ellos habían nacidos y crecido con los duros y mas reciente con la peseta, un duro son 5 pesetas, una peseta tiene cuatro reales (de 25 céntimos) también 10 perras gordas de 10 céntimos era una peseta, y 20 perras de 5 céntimos también era una peseta.
Monedas de oro, duros de plata, pesetas de metal, dinero en papel, cifras que al largo de los años cada generación convivió con diferentes tipos de moneda. Dinero que se guardaba escondido en el interior de las casas, y en diferentes lugares, por este hecho surge el famoso dicho,” este los guarda debajo de las baldosa” también es popular decir que los guarda en el interior del colchón, o en el fondo de alguna tinaja, y otros lo guardaban en los halcones (especie de baúl reforzado)
Todo esto era debido a que en Atea por aquellos años no había bancos, donde depositar y sacar dinero, la gente intercambiaban sus cosas y productos. Yo te doy judías y en cambio me das trigo, yo te ayudo a segar el cereal y luego me ayudas a vendimiar, te dejo mi mula para labrar los días que la necesites, y cuando acabes me dejas la tuya, más o menos era una forma de cobrar y pagar sin dinero.
Cuando la compra hecha de un precio elevado, y las familias se endeudaban, en previo acuerdo con el vendedor se pagaba en diferentes pagos calculando estas, las fechas que recogían la cosecha como el vino, el cereal o la almendra. Supongo que también habría un familiar que prestara dinero, como alguna persona acaudalada que dejaba dinero con cierta comisión.
Con el paso de los años, ya se crearon diferentes corresponsales de entidades bancarias en domicilios de particulares, por ejemplo el Señor Martín Lorente delegaba Monte de Piedad, Joaquín del “café” Banco Central, y la tienda de Victoriano Banco Hispano. Y ya posteriormente pasada la guerra civil, las “perricas” se guardaban en diferentes entidades bancarias, que se instalaron en locales del pueblo.
Resumiendo que los bancos y cajas, para cosas pequeñas y sencillas no eran necesarios, las familias podían pasar sin estas entidades, diferente a esta época que todo, casi todo lo pagamos con esa cartulina de cartón plastificado, llamada tarjeta, no podemos salir a la calle sin ella, la Tarjeta de plástico en el bolsillo y el número secreto en la mente, ha conseguido borrar a la reina de nuestra época que era LA PESETA...

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian