La Piedra de la Virgen:

Recuerdos costumbres y tradiciones de muchos años atrás, que se mantiene a lo largo de varias generaciones, esta piedra de la virgen de los Mártires, que recibe este nombre por un peñasco que sobre sale de una cantera.
Este punto concreto se encuentra en el último repecho o cuesta, antes de llegar a la ermita de nuestra señora la Virgen de los Mártires, desde este lugar ya vemos al fondo el santuario. Es un montículo que tiene muchos recuerdos emotivos.
Posiblemente también era un espacio para hacer un descanso después de la larga caminata, desde Atea, pues esta distancia puede estar cerca a una hora, y al llegar a este punto se entendía que ya estábamos en la zona de la ermita, y como reverencia a la Virgen la gente como norma, tocaba con la mano la piedra y se santiguaba.
No hace muchos años este recorrido, era muy frecuente por los fieles y devotos, donde se desplazaban con mucha asiduidad, para pedir algún favor a la Virgen o agradecer la curación de un familiar. En vez en cuando se organizaban romerías para solicitar de la Virgen que hiciera llover, pues los campos tenían una sequia extrema, y necesitaban agua y si esta agua bendita no venia pronto “otro año será”. Y también cuando había enfermedades contagiosas en el pueblo, se desplazaban al santuario a pedir que la Virgen intercediera por ellos.
Pero quizás este camino, la piedra de la Virgen y el santuario tuvieron más fieles, creo que fue durante la guerra civil 1936.39, en donde las mujeres, madres y abuelas, iban a rogar a la Virgen que los hombres, nietos, hijos o maridos, volvieran de la guerra.
El día que se celebra la fiesta de la virgen, 13 de mayo, se hacia una procesión, se desplazan gran cantidad de fieles, todos los componentes del Ayuntamiento, y de la cofradía de la Virgen, también llevaban dos banderas la de San Lamberto y la de la Virgen. El sacerdote (quizás aquellos años era don Máximo) vestido de gala para tal ocasión con toda su vestimenta. Eran acompañados con la banda de música de Atea posteriormente era la de Encinacorba.
Esta procesión, los primeros se esperaban en la piedra de la Virgen a los rezagados y así entrar en orden y todos juntos en la ermita rezando y cantando textos religiosos, se celebraba una misa, y seguramente pedirían a la Virgen algún favor. Las banderas que pesaban lo suyo, la llevaban entre dos hombres y a llegar a unos 100 metros. Las desplegaban llevándolas unos brazos jóvenes y fuertes.
Una vez acabada la ceremonia, regreso al pueblo, donde también al pasar por la piedra de la Virgen mucha gente tocaba la piedra con la mano y hacia la señal de la cruz mirando en la distancia a la ermita de los Mártires.

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian