La Fabrica de Alcoholes:

La fábrica hace bastantes años que sus máquinas dejaron de funcionar, y lógicamente cerraron la puerta posiblemente esta también está este cerrada en el saber de las nuevas generaciones.
El edificio de la fábrica aun está presente al final de la calle Bodegas, como testimonio de una época floreciente en su actividad, como la de muchas familias. La fábrica creo que la heredó por herencia la señora Mercedes, que estaba casada con el Sr, Antonio Giménez, no tenían hijos, este matrimonio eran buenas persona y generosas, cuando alguna familia le pedía un favor o ayuda nunca se lo negaban, incluso he oído decir que para navidades reunía a una buena cantidad de críos y los invitaba a comer, y posteriormente les daba un aguinaldo de 25 pesetas a cada uno, cifra importante en aquellos años.
La fábrica elaboraba y destilaba muchos y variados licores o aguardientes como, alcohol, ácido tartárico, vermuts, mistelas, anís “ las Cadenas” y en referencia a su señora, elaboraba un anís que le nombraron anís Mercedes. El volumen de producción era bastante importante y claro está, se necesitaban brazos para trabajar.
La fábrica tenía una plantilla, fijo todo el año entre cinco y seis trabajadores y en largas temporadas eran quince ó veinte operarios que se iban turnando de noche y de día, aparte de las horas extras. Jornales y horas extras permitían a muchas familias tener una solvencia económica buena, además sus tierras de sembrado viña o regadío las trabajaban en días festivos y a deshoras.
Entre estos operarios que estuvieron trabajando en la fábrica, mencionaremos a mi primo Francisco Guerrero, al Sr. Elías Tardío, un tal Lorenzo “ el sordo” José María “el manchego” nativo de la mancha, Francisco Marco apodado “el pistolas” el tío Paulino que era el conductor del camión que se desplazaba a diferentes puntos de Aragón y Cataluña para llevar y traer mercancía, y además diferentes mujeres eran contratadas para coser y zurcir sacos, dinero ganado extra para las mujeres que este no se lo gastaban para peluquería, gimnasio o cafetería, sino que lo empleaban para ayudar a los gastos de la casa.
Con el paso de los años, el matrimonio al no tener hijos la fábrica paso a su sobrino Alfredo, que estaba casado con una maestra, de su nombre ya no me acuerdo. Alfredito era como lo llamaba la gente, y muy lejanamente lo tengo en mi memoria como un personaje de estatura alta y muy corpulenta, y que gestionó durante varios años la fábrica, posteriormente esta pasó a un señor de Acered.
Con las aperturas de las cooperativas y otras competencias que se abrían en los mercados, llego un momento en que la fábrica no podía asumir los costes ordinarios, y tristemente por los años 60 se cerró definitivamente.
Hacemos mención en recordar a la fábrica de alcohol, pues durante muchos años, buena cantidad de familias se beneficiaron con sus jornales en la vida de los ateanos, y de otros pueblos vecinos. Porque la vida simplemente son recuerdos que hemos vivido, y la fábrica de alcohol forma parte del recuerdo de los ateanos.

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian