La fuente vieja

Una fuente centenaria que tarde o temprano está condenada a desaparecer, ubicada en la Plaza del Paso y asentada como si fuera un patriarca con una estructura maciza,  robusta de piedra y con cierto aire arquitéctonico. Por sus dos caños salía agua regularmente. Eso demuestra que su manantial era bueno, pues ni crecia con las lluvias ni le afectaban las épocas de sequía.

Para llegar a ella, había un madero entre las dos paredes que ayudaba para llenar los recipientes, botijos, cubos, cántaros,...  En ambos laterales unas paredes de obra servían de paso para acceder a la fuente.

El agua corría hacia el lado derecho donde había un abrevadero bastante largo en que los animales saciaban la sed y el resto de agua se perdía en el barranco llamado Rigachuelo, que precisamente nacía allí mismo. Este recogía las aguas sobrantes de las dos fuentes, la vieja y otra fuente que estaba enfrente llamada la fuente nueva, y toda el agua de lluvia y tormentas que en algunos veranos eran muy fuertes. Estas aguas bajaban por el barrio bajo, los Homares, y se unían al barranco que venía del puente alto. Por detrás de la fuente, una tapia cerraba parte de la plaza.

A su lado izquierdo había un establecimiento, Casa Mamés, donde se podía comprar dulces, conservas, embutidos e incluso podías salir con unas zapatillas nuevas. De estos establecimientos, creo recordar, había tres: el que mencionamos, Casa Victoriano, tocando a la plaza de la iglesia, y otro cerca del Paso que era del tío Pantaleón y que al morir pasó a ser de su hija Jacinta la propietaria.
Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian