Procesiones:

Desde hace siglos, las procesiones religiosas son un poderoso acto que forma parte del culto de fe de las personas que necesitamos creer en algo muy superior a nosotros.
Ya en tiempos primitivos, antes de llegar la evangelización, los habitantes adoraban a los astros (la luna, el sol) o bien creían al hechicero de la tribu. En tiempos de enorme sequía, los campesinos sacaban en procesión al Santo para que éste les trajera la lluvia que tanto deseaban sus tierras. La gente participaba en las procesiones y romerías para agradecer o pedir la curación de algún familiar o simplemente para seguir con las tradiciones.

A pesar del paso de los años, Atea ha sido fiel y ha mantenido los actos religiosos que se repetían una y otra vez a lo largo de los años: misas, procesiones, velas, peanas, música, cánticos, etc. Para San Blas, las mujeres acudían a la iglesia con el capazo. En su interior podía haber algún rosco comprado en el horno de Paquito o bien hecho por ellas mismas, madalenas, galletas o simplemente una barra de pan para que San Blas y el sacerdote con su bendición evitasen que nos atragantásemos y muriéramos ahogados. Para Santa Águeda también se celebraba misa cantada con beso a la reliquia.

Los textos y los dibujos han sido enviados a esta web por Luis Cebrian

Semana Santa era, sin embargo, cuando más procesiones y misas se realizaban. En Jueves Santo se celebraba por la tarde la Santa misa y procesión hasta el Peirón de Barrio Nuevo (monolito que se retiró por su mal estado y creo que todavía no se ha repuesto a pesar de los años). En esta procesión se sacaban seis peanas, entre ellas nuestro Señor en la Cruz, la Virgen de los Dolores, Jesús de Nazareno, Jesús atado a la Columna, San Juan y la Magdalena y la Cruz de Cristo Grande que casi siempre la llevaba el tío Valero. Estos mismos pasos también salían el Viernes Santo acompañados de la banda de música que había por esos años en Atea. Cada peana pertenecía o se encargaba una familia del pueblo de prepararla para las procesiones.

Era costumbre cantar las Auroras en Jueves y Viernes Santo, y el Domingo de Ramos se reunían un grupo de personas en las diferentes esquinas de las calles y las cantaban de madrugada. Una vez éstas finalizaban, se reunían en alguna casa para desayunar. También el sacerdote, don Máximo López, y el sacristán, Sr. Gerónimo Parrilla, se encargaban de preparar una procesión en la que acudían todos los monaguillos y demás personas para rezar el rosario por las calles del pueblo y algún que otro cántico. Entre éstos había uno que decía: “El rosario de los pobres es para el que no tiene pan, y a los ricos que están en la cama la serena no les haga mal, amén”. En ese día de Jueves Santo acudían a la Iglesia más bien los chicos para hacer sonar las “carracas” hasta que el cura decía basta. Con esta acción había la creencia de que se mataban judíos; una vez acabado, las campanas de la torre quedaban en silencio hasta el sábado de Resurrección.

El Viernes Santo era el día que quizás más se respetaba el ayuno. Recuerdo a mi abuelo Francisco que era pastor decir que en ese día incluso los pájaros ayunaban. En procesión se desplazaban los fieles a la Cruz de la Soledad. Después de las Auroras, a las 10, se realizaba el Viacrucis en dirección a las Cruces y el Cementerio, Pozo Labra, los Pajares, etc. En varios puntos de este recorrido había unas cruces (14 en total) donde se rezaba un padre nuestro y una plegaria en cada una de ellas. Por la tarde, los oficios y la correspondiente procesión. Llegado el Domingo de Ramos, don Máximo mandaba a los monaguillos cortar pequeñas ramas de olivo en casa de las Margaritas o a la de Ernesto. Estas ramas se ponían en la entrada de la iglesia para que los fieles las cogieran para su bendición. Una vez estas ramas habían estado bendecidas, se colocaban en las ventas y balcones de las casas con la seguridad que daban salud y el mal no entraba en la vivienda. También después de las Auroras tenía lugar la Santa Misa y posteriormente la procesión “del encuentro”, en que los hombres salen por un lado con el Cristo y por el otro las mujeres con la peana de la Virgen para encontrarse en la plaza de El Paso. Una vez allí cantan el Resucito entre otros actos.

Con la llegada del mes de mayo también se celebran procesiones y romerías en diferentes ermitas. El día 13 se desplazaban a la ermita de la Virgen de los Mártires para encomendar la cosecha y también al Peirón de San Gregorio (carretera de Used) para bendecir los campos de cultivo. El día 3 del mismo mes se subía en romería s San Lamberto (patrón de los labradores) y a Santa Elena a 1.423 metros para celebrar misas. Entre estas dos ermitas se hace un descanso, concretamente en la peña del refresco. Para recuperar fuerzas, los asistentes comen huevos duros, torta pintada con unos tragos de buen vino. Líquido por gentileza del Ayuntamiento. Más que un refresco, yo diría coger calor… Cuando se llega al cerro de Santa Cruz (debido a su altitud el paisaje es impresionante en días despejados) se bendice los términos de Atea, Used, Las Lagunas de Gallocanta, etc. para que estos sean generosos con la población. De regreso, en procesión al entrar al pueblo hasta la iglesia cantando aleluyas y cánticos de Santa Elena.

En junio ya empieza el calor y también siguen las procesiones. Fiesta de San Lamberto, misa el sábado por la tarde, y el domingo suben a San Lamberto (los que son de la cofradía) también para celebrar misa. Al finalizar la celebración hay chocolate para todos a cargo de los de la cofradía. Antiguamente, este desplazamiento se hacía con mulas (según voces de gente mayor esta ermita estuvo dedicada con anterioridad a San Marcos). En ese día y para todo el pueblo había misa a las 12h y procesión sacando a San Lamberto hasta el final del Barrio Nuevo con acompañamiento de música. Deduzco que el sacerdote debía tener bastante trabajo, aunque en los años de mayor población Atea llegó a tener hasta tres curas en plantilla.

Llegamos al mes de agosto y con el también un buen número de actos en la agenda de los creyentes. El primer sábado empieza “la novena” a la patrona Virgen de los Mártires. Los hombres cantan los nueve días, los gozos y la Salve. El día 15, asunción de la Virgen, hay procesión con las hermanas con velas encendidas y cantando. El día siguiente los fieles se dirigen a la ermita de San Roque para celebrar la Santa Misa. Con el estruendo de todas las campanas de la iglesia, se anunciaba la fiesta de San Ramón Nonato, patrón del pueblo, el día 31 de agosto. Había misa grande y cantada oficializada por tres sacerdotes. También sacan el Santo en procesión acompañado de la música y se realiza una ofrenda de productos de la tierra.

En el mes de octubre, cuando ya se han recogido las cosechas de uvas, almendras, trigo, etc. Se va a la ermita de los Mártires a celebrar misa y dar gracias. Se hacen ofrendas de frutos y frutas. El 4 de noviembre se acude a Santa Bárbara a rezar el Santo Rosario y a cantar.

Más o menos, se ha intentado ampliar lo que ya se sabe sobre las procesiones. De seguro que de lo escrito habrá algún error y detalle por comentar que se ha quedado en el” tintero”. Es de admirar la devoción y el profundo sentido religioso que tenían nuestros abuelos, y a pesar de que estamos en otra época, Atea mantiene sus costumbres de fe y de devoción gracias a personas que se desviven para que Atea siga viva y no se pierdan estos actos de tantos años.